domingo, 30 de noviembre de 2008

Si no puedes con el enemigo, únete a él.

"Leer por placer"
por Germán Navarro Jiménez

Los niños leen. Los adolescentes juegan. ¿No debería ser justamente al revés? Realmente los nuevos medios de ocio han sido creados para aparentar diversión inmediata y para atraer al mayor número de individuos posible. Sin la intención de ello, también es cierto que estas nuevas formas de ocio ocupan gran parte del tiempo, ya de por sí limitado, del joven. Una de las justificaciones que se da es que los adolescentes están menos controlados por los padres. Pero, ¿acaso para practicar la lectura voluntaria se ha de ejercer una postura de control sobre el usuario que la realiza? Algo contradictorio, sin duda. Lo innegable es que los índices de lectura en el joven siempre han sido bajos, y no es en nuestros días precisamente cuando éste se ve incapaz de practicarla de forma habitual, cuando la cultura está altamente extendida y fomentada, en comparación a lo anterior contemplado.
En las últimas décadas han ido apareciendo sucesivamente vistosas ofertas para el ojo de cualquiera, en especial para el del estudiante. Los estudios demuestran que, hoy, el joven invierte el tiempo que en un principio estaría dedicado al aprendizaje escolar a otras actividades de carácter, específicamente, electrónico. Allá cuando este término estaba reservado todavía a solo unos pocos especialistas en la materia, ¿las listas mostraban mayor número de jóvenes lectores voluntarios que ahora? Actualmente los culpables de este déficit son los medios de entretenimiento electrónicos. Ahora bien, esta falta lectora siempre ha existido, por unos u otros causantes. No se puede negar que los niveles de estudio han creci
do y decrecido a lo largo de la historia de la civilización. Es ahora cuando esta falta en la lectura está aconteciendo, y ahora cuando se ha encontrado un posible y claro responsable.
De cualquier manera, hemos dado por supuesto que la predisposición lectora es equivalente y funcional al éxito académico juvenil. ¿Es realmente esto así? ¿Son realmente éstas dos características estrechamente recíprocas? La verdad se puede confesar estadísticamente: están, en mayor o menor medida, correlacionadas. La persona que lee por voluntad propia es aquella a la que le interesa saber qué es lo que se piensa, lo que se comenta o discute, acerca del tema en cuestión. Es aquella que, si no está plenamente abierta a otras ideas o conceptos, por lo menos se acerca a ellas, aunque posteriormente no las comparta.
Por otro lado tenemos la afirmación “quien lee más, más contribu
ye como buen ciudadano”. Quien lee más, más posibilidades posee de estar actualizado, o simplemente de estar al corriente de aquello que ocurre a su alrededor. Vivimos en una sociedad democrática, lo cual, para muchos, se traduce en indiferencia e inacción, lo más cómodo, y egoísta. El que realmente cree que puede cambiar algún aspecto gubernamental con su idea, sumada a la de muchos otros, se ve obligado a contribuir socialmente, y por lo tanto, a interesarse, a informarse y a orientarse en el día en el que vivimos. Ésta es una de las muchas razones que debe la lectura voluntaria, casi obligada a aquel que intenta escoger caminos alternativos, posiblemente progresistas.A todo, podemos proponer remiendos, que si bien no pondrán más que el pequeño grano de arena que hace falta para sustentar esa pócima mágica que empezará a elevar los índices de esa buscada espontánea lectura. Algunos podrían ser tan sencillos como tratar de hacer escoger, a los más pequeños, actividades lúdicas, pero con un fondo en la lectura y el aprendizaje. Éstas, incluso, deberían estar basadas en un sistema de entretenimiento virtual, al alcance de cualquiera a día de hoy. Y es que de todo hay que intentar obtener algo en beneficio propio. “Si no puedes con el enemigo, únete a él.”.

The Daily Dream: Queen - I want to break free

viernes, 21 de noviembre de 2008

Confesiones 4

Es curioso las sorpresas que da la vida. Quizás un buen día, con una imagen desafortunada, una coincidencia azarosa, te das cuenta de que eres mejor que alguien a quien tenías en un pedestal, quizás con algo de recelo. Y eso te satisface. O tal vez que eres peor que alguien que creías inferior a ti. Y eso te hunde. Un solo momento, un solo lugar: la casualidad hace que su combinación sea tan amarga.
Abatido y abollado te enfrentas a un nuevo día que parece no tener metas, ahora que las ilusiones y fantasías se han esfumado. Porque tan sólo son eso: sueños, meras quimeras que no te has atrevido a llevar a cabo y que ahora parecen haberse ido de paseo con el viento, como las cenizas de una súbita combustión de carne humana, para siempre. El recuerdo de aquella silueta que te daba la última fuerza para abrir los ojos, cegándote con esa luz socorredora del sueño, e incorporarte por fin sobre la cama, entró en el último vagón inalcanzable de un maldito tren que se dedica, por las noches, a robar las pesadillas inocentes de todo ser animado.
Pero, ¿realmente es ese tren inalcanzable?
Con cambios muy bruscos y con complicaciones añadidas te das cuenta de que es mejor no afrontar los problemas. Pero no por ser un cobarde. Simplemente te inventas una nueva y mejor manera de ver lo mismo que antes te parecía tan malo. Y ahora, sin nada asumido – pues no ha hecho falta –, lo vuelves a intentar.

The Daily Dream: The Rolling Stones - Angie

domingo, 16 de noviembre de 2008

Reflexiones "post-exameneras"

Esta última semana ha sido algo estresante. La culpa ha sido de los nueve exámenes finales, algunos de los cuales decidirán mi nota trimestral de manera directa, que he hecho durante tres días consecutivos. No me han ido demasiado bien, sinceramente. Pero aun así no creo (espero) que haya suspendido ninguna.
No estoy especialmente contento, ya que todavía me toca currar más hasta las lejanas vacaciones de Navidad que todo estudiante espera con gran anhelo. Pero en fin. La cuestión es que ayer comentaba con una compañera el tema de las chuletas, de las que todo el mundo habla por otra parte. Decía que ella no podía hacerse chuletas. Quería decir debía. Y es que se ha de tener arte para hacerse chuletas y más para sacarlas en medio de un examen. De hecho las chuletas son bastante inútiles en la mayoría de los casos. Las hacen aquellos que no se saben las fórmulas. Se piensan que con ellas aprobarán. ¡He! Las hacen aquellos que no se saben los nombres o fechas. ¿Qué vas a apuntarte fechas por todo el cuerpo? Para apuntarte dos no te las apuntes. Tú quieres que te pillen, te da morbo. ¿O es que acaso tienes 2 KB de memoria? Cabeza de chorlito. A pesar de todo esto he de decir que he visto gente pasar de curso con ayuda de estos útiles. Sí, ya no digo aprobar algún examen, digo pasar de curso. Ya: algo alucinante, sin duda. Mi consuelo es que no hay demasiados especímenes de este tipo.Hacerse chuletas es algo estúpido. Con ello estás aceptando que no te sabes el temario. No vas a saber hacer los ejercicios. Cuando estés en la politécnica las chuletas no te servirán de nada. Te dejarán los libros y hasta todos tus apuntes para los controles. Si no has estudiado como un cabrón (con perdón) no vas a hacer ni un solo ejercicio. En el caso de que tu vocación sean las letras tu camino no es muy distinto. La ortografía quizás se empolle, pero la literatura me parece que va a ser que no. En el caso de las ciencias sociales comienza ahora a tatuarte leyes, porque si no para quinto todavía no has acabado. Así que empieza a desarrollar tu capacidad de memorización porque aunque vayas a ser albañil te tendrás que acordar de cómo poner un tocho, ¿no? Aunque en el casco caben bastantes chuletas…

The Daily Dream: Pavarotti - Nessun Dorma

lunes, 3 de noviembre de 2008

Ramen en el XIV Salón del Manga de BCN

Este sábado fuimos al XIV Salón del Manga celebrado, como es costumbre cada año, en Barcelona. O en La Farga de l'Hospitalet, en Hospitalet de Llobregat, para ser más exactos. ¿Qué decir? Como cada año en esta feria, en la que comparecen miles de personas procedentes de todo el país en tan sólo cuatro días, las colosales colas (que he de decir iban bastante rápido) plagadas de frikis y otakus del manga, del anime, del rol y de los videojuegos lo decían todo a quien se le ocurriese pasarse por allí entre las 10 de la mañana y las 9 de la noche. Nosotros estuvimos unas 2 horas, en las cuales nos dio tiempo a mirar un poco de todo por encima y nada de manera suficiente. Creo que para disfrutar de todas las actividades que allí se podían practicar deberíamos haber pasado, como poco, el día entero. Un día es un día, y sólo se repite una vez al año. ¡Hay que aprovechar, hombre!
Con tan mala cabeza que tengo no me acordé de llevarme la cámara, pero aun así hice algunas fotos con la cámara del móvil. Estas son algunas de las más modestas:
U.U
Pero la verdadera razón por la que he escrito esta entrada es por lo que el mismo título indica. ¡Comí ramen, por primera vez! (Bueno, me lo vendieron por ramen...). Sí, sí... el famoso ramen que todos conocemos por Naruto. Se trataba de un bol de plástico cerrado (aquí ya se debería suponer que era comida rápida) que pesaba nada y menos y al cual se le tenía que añadir agua hirviendo hasta arriba y esperar durante tres minutos a que la comida seca en su interior absorbiera el agua como si de una esponja se tratara. El ingrediente principal eran los fideos. Después iban apareciendo tropezones de maíz, zanahoria y pepino (creo) y otros objetos comestibles pocos identificables. Pero lo que más me gusto (y a mi madre) con diferencia fue el caldo, calentito y con un sabor curioso que no sabría decir exactamente si era de verdura, de carne o de pescado. En lo que pienso ahora y en lo que entonces no caí es que ¡no tenía el naruto! Sí hombre... la cosa esa blanca y redonda con una espiral pintada en rosa. Me he quedado con las ganas de probarlo...

¿Qué queréis? Se olvidaron de darme palillos...

The Daily Dream: Noel Coward - 20th Century Blues

sábado, 1 de noviembre de 2008

Un problema Global

por Germán Navarro Jiménez

Hablamos de aquello inevitable, a lo que la evolución natural de cualquier especie inteligente, o lo que nosotros entendemos como inteligente, hubiese desembocado tarde o temprano. De la globalización ha disfrutado durante décadas el ser humano, y aún hoy nos aprovechamos de ella cada día. Pero, como en todo fenómeno social, acaba llegando el momento en que el continuo progreso provoca más inconvenientes, quizás, que ventajas. Hasta que se convierte en un problema que todos debemos intentar corregir en la medida de lo posible.
Calentamiento global, desastres ecológicos, contaminación del medio… Son ejemplos de los vicios de esta globalización. Se ha abusado tanto de ellos que hoy es demasiado difícil arrancarlos de raíz. Se proclama, entonces, el denominado desarrollo sostenible como solución a la alarma política. Se presiona (algo) a los gobiernos y se crean partidos que intentan abrirse camino a través de este problema que nos concierne a todos. Mientras, el sistema sigue desarrollándose y el dilema ampliándose. Y todo ¿Por qué? El mismo nombre nos da la respuesta: “desarrollo” sostenible. La sociedad debe prosperar. ¿Cómo? Simple: gastando y gastando recursos. Al fin: agotándolos. Eso es lo inevitable. Podríamos escuchar, pues, a Rousseau, promulgador de la involución y retroceder hacia una época estable, esto es, sin crecimiento alguno. Pero nadie, menos todavía el que lo fomenta, está dispuesto a renunciar a las “malas costumbres”. Aunque después aparecen los científicos catastrofistas augurando un irremediable final, aterrador además, del que no se escaparía ni el mismísimo planeta Tierra. ¿Quiere decir esto, entonces, que da lo mismo que sigamos haciendo lo que hacemos sin reparo? ¿Que nos resignemos, concluyentemente? En efecto, no. Es tan sólo un aviso. Un aviso que desarrolla muy bien su función, si bien intentamos entornar, a veces incluso cerrar, los ojos delante suyo. Creemos que no es cierto, que no nos afectará a nosotros, o a los nuestros… Un grave error.
¿Hablamos, efectivamente, de algo irremediable? ¿De algo que no podemos mejorar, apaciguar al menos? No, hablamos de un problema global. De un hecho que creamos, aumentamos o erradicamos todos nosotros. Un problema nuestro que requiere una solución por nuestra parte, para nuestro beneficio, para nosotros.

The Daily Dream: Living Colour - Cult of Personality