Hay veces que tenemos la necesidad de escuchar, otras de ser escuchado. Y un balance entre estas dos representa, quizás no la plenitud, pero sí la proporción y el equilibrio. Por eso no es muy común entre la gente normal y corriente. De esta estabilidad carecemos la mayoría de individuos: algunos por hablar demasiado, otros por no hablar lo suficiente. Por pretender que los demás intuyan (o adivinen diría…) lo que uno piensa. Por intentar cambiar el mundo, transformándolo a algo mucho más sencillo, sin palabras, tan sólo miradas, sonrisas, sugerentes cejas y tímidos pómulos de porcelana. Ése es mi sentido femenino. Algo de lo que me doy cuenta y que debo intentar evitar. Porque, si no comunicamos nuestra mente con el exterior, ¿Para qué tenemos las palabras?
Para camuflar ese tengo miedo.
The Daily Dream: ABBA - Dancing Queen
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