Aquí os traigo el minianálisis que os prometí de la conocidísima última gran obra maestra de Rockstar: Grand Theft Auto IV. Después de haber pasado bastantes horas con él – incluidas las empleadas en estrujarme los sesos para que el PC lo ejecutase de una manera más o menos decente (con lo que pide…) – creo que os puedo resumir algunos puntos que han causado polémica en todo este tiempo o, simplemente, que me han parecido interesantes.
GTA IV es una joya en prácticamente todos sus aspectos: el apartado gráfico es espectacular. Pero no ya por hacer gala de unas dignas texturas, de unos prodigiosos decorados llenos de vigor – la ciudad está 100% viva – o de una física de los cuerpos nunca (y cuando digo nunca es realmente nunca) vista, sino por la inmensidad del paisaje, que no es menos que todo aquello donde podemos llegar. Si bien no es, ni por asomo, tan grande como pueden ser juegos del calibre de GTA: San Andreas o Shadow of the Colossus. Pero tampoco es necesario. Todo lo que se echa en falta en su predecesor, San Andreas, nos sorprende en esta entrega. En cambio, aspectos como la variedad de escenarios o la posibilidad de pilotar aviones quedan en un segundo plano en nuestra mente al comprobar todo el trabajo que tenemos delante de nuestros ojos. Y es que si en San Andreas ya disfrutábamos conduciendo y escuchando música de los 80 y 90, intentando varias vueltas de campana en El Campo o provocando el caos en media de la autopista, en GTA IV todo este disfrute se multiplica por un factor tan alto que no creo objetivo el decirlo. Tanto es así que podemos llegar a divertirnos tantas horas como nuestra imaginación nos consienta, ahora, atropellando a los viandantes para ver cómo caen, gritan o reaccionan, o probando peripecias en medio de la ciudad para ver cómo el resultado es plasmado en el aluminio rayado, aplastado y quemado por las balas y llamas que creen poder con uno. Ya de noche podríamos descansar en la torre más alta del complejo aeronáutico, observando apaciblemente las lejanas luces de cada uno de los rascacielos y del bullicioso tránsito de esa digital isla de Manhattan que se nos ofrece para experimentar y contrastar con todo lo que nunca haríamos en nuestro mundo analógico.
Mis puntuaciones:
-Gráficos: 9.5 – Paisajes casi impecables. Física, texturas, sombras, iluminación, efectos climatológicos, daños en tiempo real, etc. cumplen como cualquier otro juego actual.
-Sonido: 9.8 – La radio vuelve a ser uno de los platos fuertes. Se incluyen, además efectos de sonido para todo lo que sucede en la calle. El doblaje (al inglés obviamente), aquí sí, NO tiene rival.
-Jugabilidad: 10 – Un juego bien realizado, pensado más de una, de dos y de tres veces. El argumento avanza de una manera espectacular, da la impresión de estar completando misiones secundarias cuando, de golpe y porrazo, estás tratando de fusilar al que te contrató para las últimas cinco misiones. Aquel personaje del que ya te habías olvidado sigue ahí, acechando tu número en su agenda telefónica. La idea del móvil sorprende cada vez más.
En resumen, un juego en el que no tenía puestas demasiadas expectativas (los rumores a veces hacen estragos), y creo que es por eso que me ha cogido por sorpresa y me ha dado una buena alegría, entre todos los simples y habituales juegos de cada campaña navideña. Un punto más para Rockstar. No nos podía decepcionar.
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